Pedro Corzo
Una investigación sobre la duración de
los mandatos presidenciales en Bolivia, incluidas las dictaduras militares que
ha padecido, reflejan serios problemas de gobernabilidad que aparentemente el
desestabilizador de oficio, Evo Morales, ha podido superar como
consecuencia de la dictadura institucional que rige el país.
El
líder cocalero ha sido el mandatario boliviano que por más años ha dirigido los
destinos de la nación de forma consecutiva, no solo en el siglo XXI sino
también en el pasado siglo XX.
El gobernante que más se le aproxima en
el Palacio Quemado es el general Hugo Banzer Suarez, cuya dictadura más
veterana llegó a los siete años.
Banzer controlaba los cuarteles y
Morales manipula a su antojo las instituciones del estado, por lo que su dictadura
tiene una platina de legitimidad que favorece la propaganda y la manipulación
de la realidad nacional.
Evo Morales después de haber sido el
artífice de un proceso de caos que desestabilizó el país, fue electo presidente
en el 2005, para el período 2006-2011, pero interrumpió su mandato, una
práctica común entre los gobernantes de la Alianza Bolivariana de las
Américas, que después de convocar y promulgar una nueva constitución,
hecha a la medida y que interpretan a su conveniencia, citan a comicios
generales en los que otra vez son candidatos.
El primer gobierno de Morales debía
concluir en el 2010, pero la maniobra constitucional le permitió postularse en
el 2009, había gobernado tres años, por lo que al ser reelecto, extendió su
periodo constitucional hasta el 2015, por lo que según lo pautado por la
constitución gobernara el país por nueve años.
Antes de las elecciones del 2009,
el presidente Morales aseguró que no buscaría una segunda reelección en
el 2014.
Pero los años pasan y a la ambición de
poder se suma el espíritu de sobrevivencia. Bajo los gobiernos de Morales
y Álvaro García Lineras se han producido numerosos crímenes, abuso de poder,
incrementado el cultivo de la hoja de coca y aumentado la corrupción, delitos
para los que tiene inmunidad mientras gobiernen, razón para buscar
mantenerse en el poder al menos hasta el 2020.
El actual ministro de gobierno, Carlos
Romero, uno de los protagonistas de los acuerdos a los que arribó la dirigencia
política boliviana en el 2008, publicó un documento en que se afirma que
el Movimiento Al Socialismo (MAS), renunciaba a una tercera candidatura
de Morales de forma consecutiva.
Un informe de la misión de observación
electoral de la Organización de Estados Americanos fechado el 20 de octubre de
2009 sobre el referéndum y de aprobación de la nueva Constitución del 25 de
enero de ese mismo año, apunta que el gubernamental Movimiento Al Socialismo
llegó a un acuerdo con la oposición de entonces, para que Evo Morales fuera
reelecto sólo una vez.
Por su parte el Secretario de Asuntos
Políticos de la OEA, Kevin Casas Zamora, remitió el pasado 6 de junio al
expresidente Jorge Quiroga una carta en la que indica que “en lo que toca a la
reelección presidencial, la decisión del Tribunal ofrece una interpretación del
texto constitucional vigente que se aparta de aquella prevaleciente durante la
negociación política que precedió a la aprobación de dicha Nueva Constitución”.
Esta misiva fue desautorizada por el
secretario general de la entidad hemisférica, José Miguel Insulza quien
escribió al gobierno de Morales pidiendo disculpas y señalando que “Las
expresiones del Secretario de Asuntos Políticos no expresan una valoración de
la Secretaría General sobre las mismas. Cualquier otra interpretación o juicio
de valor sobre el tema a que se refiere la nota emitida no condice con las
normas y principios de la OEA”.
Insulza constante en una conducta que
favorece las dictaduras del ALBA, reafirmó que la OEA respeta la decisión que
adoptó el Tribunal Constitucional Plurinacional sobre una nueva postulación de
Morales y el vicepresidente Álvaro García.
La Constitución permite la reelección
por dos mandatos consecutivos, pero el Tribunal Constitucional, parte del entramado
institucional que controla Morales, sancionó que no debe tomarse en cuenta el
primer mandato del presidente, lo que ha generado una ola de controversias en
el país.
La diputada oficialista y ex presidenta
de la Cámara de Diputados, Rebeca Delgado, rechazó la resolución y
expresó, “el respeto por la Constitución pasa en
aplicar exactamente lo que dice la disposición transitoria primera, en el
párrafo II, pasa por respetar eso. La constitución está absolutamente clara,
donde dice que los mandatos anteriores serán computados para las próximas elecciones".
Los
autócratas del ALBA montados a horcajadas en una ola de populismo
extremo, aderezado de un fuerte nacionalismo que sitúa en su mira a los Estados
Unidos, pretenden perpetuarse en el poder por medio de elecciones y con
discursos de justicia social que solo se concretan en el enriquecimiento
personal de los caudillos, la nomenclatura y su familia.
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