Según el diccionario esta palabra no
existe pero habría que inventarla por el número importante de personas que
luchan por lo opuesto a la utopía, aunque en muchas ocasiones esas quimeras se
convierten en horribles pesadillas.
A través de los siglos millones de
personas se han identificado con caudillos, doctrinas e ideologías al extremo
de matar y morir por lo que creen, pero, en honor a la verdad, es muy difícil
entender a quienes defienden proyectos fallidos cuando
han tenido la oportunidad de apreciar cómo se comportan esos designios en la
realidad.
Esos individuos sin duda alguna tienen
una fuerte vocación a ser anulados, extinguidos por lo mismo que promueven. Las
personas que patrocinan ideologías o empresas fracasadas, sustentadas
en principios y normas que conducen al desastre, deberían estar
recluidas en centros siquiátricos porque tienen una indiscutible vocación
suicida que flirtea con el homicidio.
Ninguna persona sensata puede argüir que
el nazi fascismo es una propuesta justa y respetuosa de la dignidad humana,
tampoco se puede plantear algo similar sobre el comunismo o negar que sea un
proyecto que solo sirve para crear una clase parasita que suprime los derechos
ciudadanos.
En una película inspirada en la vida
real, titulada “La Roja Joan”, el hijo del personaje
central le pregunta enfadado a su madre porque había traicionado a su patria,
la Gran Bretaña, pasándole información a un régimen criminal como el
de la Unión Soviética de José Stalin, la respuesta de la roja Joan
fue que cuando ella espiaba para la URSS se desconocían todas las aberraciones
de ese sistema y la crueldad de sus líderes, pretexto que no tienen los jóvenes
y ancianos que promueven actualmente ideas extremistas como solución mágica para
los problemas del presente.
La réplica del personaje no es nada
nueva. Desconocer la realidad y ajustar las consecuencias de los
acontecimientos a su conveniencia, es un actuar de muchos sujetos que no
siempre reaccionan cuando son pisoteados.
Este argumento de la espía fundamentada
en la ignorancia de los abusos en los que incurrían sus
amos, conduce a especular sobre los motivos que impulsan a quienes a
sabiendas del fracaso absoluto del Socialismo Real y su vástago el Socialismo del
Siglo XXI, siguen promoviendo esos proyectos fallidos.
José Martí, escribió, “La ignorancia
mata a los pueblos, por eso es preciso matar a la ignorancia”,
desgraciadamente, en estos tiempos estamos conviviendo con
intelectuales, académicos y políticos relevantes, que han
determinado ser ignorantes, en consecuencia la máxima martiana no puede ser
usada.
Es difícil entender
la causa por la qué no pocos jóvenes nacidos en una sociedad abierta
como la estadounidense, consideran el capitalismo como aberración y no aceptan
que los avances de la humanidad están sustentados en el derecho
ciudadanos de actuar y pensar con libertad y emprender la
forma de vida para la que se sientan más aptos.
Cualquier individuo con sentido común se
queda perplejo escuchando algunas de las propuestas de personas con
credenciales universitarias, con empleos bien remunerados y hasta ocupando
cargos públicos. Sus planteamientos buscan extinguir la sociedad que conocemos
partiendo de una redistribución de la riqueza que dirigirán personas que nunca
fueron capaces de producir nada.
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Agapito Rivera |
Estos mensajeros del
desastre no son capaces de concluir lo que un humilde campesino
cubano determinó cuando vio que el régimen de Fidel Castro despojaba a los
campesinos y pequeños comerciantes de sus escasos bienes. Agapito Rivera,
cuando vio aquello se dijo, “A esta gente le quitan lo poco que tienen,
entonces a mí, que no tengo nada, me están robando la esperanza de tener
una vida mejor”.
El histórico premier británico, Winston
Churchill, un acérrimo defensor de sus convicciones sin entrar en cuentas si
eran o no políticamente correctas como le acontece hoy a la mayoría de los
políticos conservadores, expreso sin miramientos, “El vicio inherente al capitalismo
es el desigual reparto de la riqueza; la virtud inherente al socialismo es el
equitativo reparto de la miseria.”
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