diciembre 13, 2020

Guevara, Iglesias y Petro, ramas del mismo árbol

                                                                             Por Pedro Corzo 

Es una realidad incontrastable que cada generación tiene personalidades notables en diferentes actividades que son asumidas como estandartes por segmentos de la misma o por todos sus componentes. Esos referentes con el tiempo integran una especie de templo de paradigmas que suelen ser la inspiración para el surgimiento, desarrollo y trascendencia de ideas o actitudes que van a determinar o influir en los procesos de renovación de la sociedad.  

La mayoría de estos arquetipos se forjaron en base a sus acciones, y su trascendencia está estrechamente ligada a quienes como parte de su generación decidieron imitarles o porque los integrantes de las descendencias sucesivas entendieron que era un legado que había que perpetuar. 

No obstante, algunos de estos paradigmas son consecuencias de mitos hábilmente elaborados por sus promotores y partidarios, sostenidos siempre en un gran cumulo de medias verdades con ediciones a fondo de la verdadera practica del sujeto ensalzado. Son ficciones necesarias para promover corrientes de opinión que enganchan fuertemente en aquellas personas que coinciden con el glorificado, algo similar a las campañas que promueven el consumo masivo de productos o servicios.

  

Este sería el caso del español Pablo Iglesia y el colombiano Gustavo Petro en base a la admiración que comparten, aparentemente, por el pensamiento, vida y obra de Ernesto “Che” Guevara, quien ha sido llamado el Carnicero de la Cabaña por las numerosas personas que allí ejecuto y quien escribió de manera reiterada que matar era un medio importante en su existencia. 

El personaje que el vicepresidente del gobierno español, Iglesias y candidato a Presidente de Colombia, Petro, admiran, dijo en Naciones Unidas, “Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”, además escribió, “Si los misiles hubiesen permanecido en Cuba, nosotros los habríamos usado contra el propio corazón de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York” y en una carta a su esposa le dijo, “Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas…” 

Petro e Iglesias son de hornadas distintas, pero evidentemente ambos sujetos admiran a un individuo que defendió a ultranza el uso de la violencia extrema como solución de los diferendos y la eliminación de los adversarios para evitar la disidencia, lo que conduce a pensar estarían dispuestos a poner en ejecución las practicas sanguinarias de su admirado “Che” en caso de disponer de poder para hacerlo.  

Un buen índice es que el vicepresidente primero del Gobierno de España, Pablo Iglesias, manifestó que los fusilamientos de Guevara en La Cabaña, Cuba, fue un "acto de justicia de la revolución cubana", además de calificarlo como "un ejemplo para la historia de la liberación de los pueblos y la justicia social", ignorando a sabiendas que esas ejecuciones de produjeron sin juicio y como atestiguan varios compañeros de Guevara las sentencias habían sido dictada antes de los espurios juicios celebrados, por eso me sumo al pánico de los directivos de la ONG Cuban Prisoners Defenders, al conocer tales declaraciones del alto funcionario de una de las democracias emblemáticas del mundo.  

El secretario general de Podemos, aliado de Hugo Chávez y de la dictadura teocrática iraní atribuyo a Guevara una frase no confirmada, mientras no dijo la que está avalada por todos los investigadores, “No dispare. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto", una expresión que algunos atribuyen a un momento de debilidad del comandante a quien Iglesias rinde tributo.   

Gustavo Petro, durante su vida ha testimoniado ser un verdadero seguidor del “Che”, no un simple simpatizante. El político colombiano  ha ido más allá de su breve comentario alrededor de la trascendencia del asesino argentino cubano, al igual que el desaparecido guerrillero asumió el camino de la violencia cuando empezó a militar en el Movimiento M19, una guerrilla urbana con un prontuario criminal que puede honrar la memoria del insurgen te que fracaso en El Congo y luego en Bolivia.  

Gustavo Petro y Pablo Iglesias admiran a Ernesto Guevara, conclusión que lleva a una pregunta, ¿aplicaran los métodos del “Che” si llegan a tener poder y condiciones para hacerlo?.  

El Castrismo en el Consejo de Derechos Humanos

                                                                                                                         Por Pedro Corzo

Es una aberración, sin otro calificativo,  que el régimen que ha sometido a millones de sus ciudadanos por décadas e incursionado violentamente  en la política internacional con fines imperialistas, ocupe por quinta vez una posición en el organismo más importante de Naciones Unidas a cargo de defender los derechos humanos. 

Que el castrismo y sus funcionarios se esfuercen por integrar esa entidad, o cualquier otra desde la que puedan ejercer influencia o tener control, es comprensible,  es parte de su gestión de sobrevivencia, lo que es un enigma es que gobiernos electos democráticamente y que actúan sustancialmente como tales, respalden a regímenes como los de Cuba, Rusia y China para tales posiciones. Es un absurdo elegir criminales  para que juzguen a los justos.  

Fue  desidia o complicidad,  que el Grupo de América Latina y el Caribe, Grulac, no se pusiera de acuerdo para presentar más opciones a la elección en el Consejo. Tres candidatos para igual número de posiciones no dejaban alternativas, al parecer,  fue la ruta escogida por los mandatarios latinoamericanos para evitar tener conflicto con el régimen injerencista de La Habana y con los partidarios de esa dictadura que operan al interior de sus países.  

Nuevamente ha quedado demostrado que América Latina no es consciente de los riesgos que corre al tener de vecino al gobiernos más agresivo del continente, con independencia de que nuevamente puso a un lado su deber de ser solidario con los pueblos que padecen dictaduras, gestión en la que han sido mucho más consecuente los Estados Unidos y Europa, aunque corren menos riesgos de sufrir las agresiones del castrismo  que los países del  Grulac.  

La conducta del hemisferio en relación a la dictadura cubana está fuera de la lógica más elemental. Un país como Perú, quien bautiza al denominado Grupo de Lima, la bandera solidaria con los demócratas venezolanos, a través de su canciller afirmó que votaría en la reunión del Consejo a favor de La Habana, la casa matriz de los horrores que padece Venezuela.  

Evidentemente no fue supuestamente Perú el único país del hemisferio que votó a favor del totalitarismo insular. Según las cuentas solo 22 naciones votaron en contra de la presencia de Cuba en el Consejo, el resto 170, votaron a su favor, entre ellos deben estar conocidos satélites del castrismo como Venezuela y Nicaragua y algunos amigos que con justicia condenan  a Nicolás Maduro y su satrapía, pero incomprensiblemente respaldan a un régimen que con maldad extrema continua siendo fiel a los postulados de Fidel Castro.  

Quienes fueron será difícil conocer aunque los pueblos tienen derecho a estar al tanto de cuáles son los países que se alían con sus verdugos. Los votos en Naciones Unidas, en cualquier organismo internacional, deberían ser públicos, no secretos, porque eso invalida la transparencia de cualquier proceso democrático, aun mas, como afirma el jurista mexicano René Bolio presidente de la Comisión Internacional Justicia Cuba, “se le debería exigir a los países que integren el Consejo de Derechos Humanos que sean genuinas democracias”.   

La dictadura cubana está controlada por hábiles gobernantes, eficientes en su gestión que no dudan negociar cuando esperan obtener ventajas.  

En los 70 acordaron con la Junta Militar Argentina arreglos que consistieron en guardar silencio ante sucesos que pudieran afectar tanto a Buenos Aires como a La Habana. Ahora lo hicieron con Perú y durante la presidencia de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, con Uruguay, además, regímenes de fuerza como los mencionados de Venezuela y Nicaragua y los de África y Asia, entre los que destaca el tirano de Corea del Norte Kim Jong-un, reciben con beneplácito a la vez que  favorecen, la presencia de funcionarios del régimen castristas en organismos en los cuales requieren aceptación.   

Es penoso que todos los países que votaron a favor de la dictadura están conscientes de que el régimen violenta todos y cada uno de los derechos de sus ciudadanos, que no ha ratificado el  Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y como colofón, Cuba  es uno de los pocos países del mundo que exporta represores y torturadores como refleja un reciente informe sobre Venezuela. 

 

octubre 18, 2020

La subversión blanda

                                                                                                                                 Pedro Corzo 

Un número notable de los pocos interesados en la subversión que auspició el castrismo por décadas en el hemisferio, con la anuencia y respaldo de Moscú y Pekín, tienen la convicción de que esa desestabilización recurrió a la violencia como única estrategia, ignorando que factores como la gestación del caos y crisis de gobernabilidad, estuvieron siempre presentes en la agenda imperialista del castrismo. 

Cierto que hoy tenemos más información sobre las denominadas  Guerras Asimétricas,  en las que las partes en conflictos recurren a tácticas irregulares como, “toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil” o la  Guerra Irrestricta, una formulación de dos coroneles del Ejército Popular de Liberación de China que se fundamenta en la "guerra más allá de los límites o guerra por encima del límite, en lugar de centrarse en la confrontación militar directa. 

Estos coroneles “examinan los medios alternativos que pueden utilizarse. Tales medios incluyen desde el uso del derecho internacional, la economía y la tecnología”. El objetivo es colocar al rival en una posición difícil  y evitar una acción militar directa que puede no serle favorable. 

En realidad ambas formulaciones tienen grandes semejanzas  a la vez que una diferencia fundamental. La “guerra asimétrica” es un conflicto bélico en desarrollo,  aunque supuestamente de menor intensidad porque una de las partes tiene sustancialmente menos recursos que la otra, mientras en la “irrestricta” no hay enfrentamientos armados porque el objetivo es destruir al enemigo antes de llegar al conflicto bélico, no obstante, simultáneamente,  el retador desarrolla  unas fuerzas armadas poderosa que disuadan al contrario del combate, ganando así tiempo para alcanzar la victoria, tal y como está haciendo la República Popular China en la actualidad.  

La ventaja de estas formulaciones es que ambas fueron puestas en práctica mucho antes de convertirse en propuestas académicas. Simples ciudadanos recurrieron a un amplio número de tácticas por tal de terminar con la autocracia o imponerla, y países con limitados recursos nunca han dejado de provocar y hasta de llegar al conflicto armado para presionar a sus rivales.  

Desde mi perspectiva ambas formulaciones han sido puestas en función por parte de la dictadura castrista desde que arribó al poder hace más de 61 años. 

Veamos.  

Guerra Asimétrica. Cuba fue durante décadas campo de entrenamiento para guerrillero, terroristas y centro hospitalario de recuperación de miles de subversivos de diferentes países, particularmente de América Latina. El régimen cubano envió decenas de hombres preparados militarmente a varios estados, entre ellos Venezuela, Bolivia y Nicaragua al igual que  toneladas de armas que alimentaron cruentos conflictos bélicos como los de Colombia, El Salvador y Guatemala. Así empezó un intercambio no cultural, sino de balas, explosivos y propaganda, entre la dictadura castrista y personalidades y sectores ambiciosos de poder de diferentes partes de la sociedad continental.  

Para satisfacer ese trueque, Cuba montó, pagada por los soviéticos, una costosa red de organizaciones orientadas a patrocinar acciones legales y subversivas, cuya cabeza más visible fue el Instituto de Amistad con los Pueblos, ICAP, razón por la cual, no todo ha sido bombas y fusiles.  

La Isla también  ha servido como academia de formación de cuadros, léase dirigentes,  que se especializan en propaganda, trabajos sociales, comunitarios, comunicación, en fin, una amplia gama de disciplinas orientadas a penetrar la sociedad en la que operan con el objetivo de alcanzar el poder e imponer el modelo político que promueven.  

Estos cuadros son representativos de la subversión blanda que sin recurrir al conflicto armado generan hastío y cansancio en la población, luego buscan el  caos y desestabilización, hasta lograr la ingobernabilidad que los conduce al poder.  

La Guerra Irrestricta que según analistas Pekín esta instrumentando, ha sido ejecutada por el régimen cubano contra Estados Unidos todo estos años. Acaso los éxodos masivos como los de Camarioca y el Mariel no son acciones pre bélicas, así como el derribo en aguas internacionales de aviones de Hermanos al Rescate causando la muerte de sus cuatro tripulantes civiles,  al igual que otras operaciones instrumentadas por La Habana contra Washington y otras naciones. 

El comunismo en cualquier país es una amenaza a la libertad. Sus guerras de cualquier generación, llámense Irrestricta o Asimétrica, solo quieren conducirnos a la esclavitud.  

La Amenaza China

                                                                                                                           Pedro Corzo

El gobierno de la República Popular China, o para ser más precisos, el Partido Comunista de ese país, se ha involucrado en una dinámica dominadora que no debe tomarnos de sorpresa, porque es una actitud que se corresponde con todos los imperios de la historia, fenómeno que solo se neutraliza cumpliendo el mandato de Carlos Márquez Sterling, “Contra la injerencia extraña, la virtud domestica”. 

El Lebensraum, espacio vital, era una estrategia del imperio alemán que Adolfo Hitler convirtió en un principio del nazismo con el que pretendió justificar la expansión territorial alemana. Los chinos, aunque tienen mucho espacio, necesitan aumentarlo, tanto en influencia como físicamente,  de no hacerlo,  la crispación dentro de la nomenclatura sería tan critica que asfixiara al régimen, por eso el señor Xi Jinping patrocina una política expansionista de diferentes usos que no excluye nada y lo abarca todo.   

Por donde quiera que miremos vemos un ejemplo de cómo Pekín procura ejercer su influencia hasta lograr imponer su voluntad, con una práctica que difiere en ciertas medidas de las usadas por la extinta Unión Soviética y la propia China de Mao Tse Tung,  antes y durante la Guerra Fría.  

Moscú y el Pekín de entonces auspiciaban congresos subversivos en La Habana como La Tricontinental. Ambos imperios enviaba a sus agentes a desestabilizar política o militarmente a los gobiernos que no le eran afines. Intentaban chantajear o sobornar a personas de interés, en la actualidad Pekín ha incorporado a esas estrategias una particularmente cara a la condición humana, el dinero.  

China decidió permitir inversiones para que en sus fábricas se produjera a bajo costo y se vendiera barato. No le importó la explotación de sus trabajadores, algo muy normal para el comunismo como apreciamos en Cuba, particularmente con los profesionales de la salud. Los mercados mundiales fueron inundados con géneros muy económicos, al extremo que muchos funcionarios nunca “vieron” que productos de marcas famosas eran vendidos en los países a precios irrisorios.  

Los efectos chinos inundaron los mercados y todos felices ante los bajos precios de lo que se consumía, a muy pocos les importó el costo final de lo que estaban adquiriendo. Nadie pensó en una eventual escases como consecuencia de un conflicto o lo que estamos padeciendo por la pandemia del coronavirus.    

Las fábricas más productivas emigraron al gigante asiático. Occidente por tal de obtener mayores beneficios se hizo más dependiente, al extremo que en estos días fui a comprar un artículo de oficina y me dijeron que no había porque era importado, que la fábrica hacia años había emigrado a China y había retrasos con las importaciones, lo que llevó a comparar al escritor José Antonio Albertini,  la expatriación de las confecciones con que  los romanos hubieran puesto a defender los “limes”, sus puntos fronterizos, a los barbaros que se aprestaban a invadirlos.  

El Partido Comunista Chino no solo renegó de sus postulados contrarios a la economía de mercado,  sino que los ha usado a su favor con las herramientas que le aporta una férrea dictadura. Hace unas semanas el académico boliviano Hugo Achaá comentaba, que el gobierno de China recurre a todos los métodos posible para lograr sus objetivos y que en gran medida el progreso que había obtenido era consecuencia de la falta de acción, desidia de quienes podían haber detenido su expansión, algo así el legendario “dejar hacer, dejar pasar”, francés.  

A través de inversiones o préstamos supuestamente generosos ha penetrado numerosos países y empresas, su influencia es muy amplia y cuenta con recursos que condujeron  al director ejecutivo de Human Right Watch decir que el gobierno chino está desplegando un enérgico ataque contra el sistema global de protección a los derechos humanos, en su informe Mundial 2020.  

No obstante, no debemos obviar otros aspectos tan peligrosos como los comentados y es el expansionismo militar de China que no cesa de amenazar a Taiwán, un faro de libertad en el mundo asiático. Los ciudadanos libre de Hong Kong padecen un acoso sin fin y las acciones del Partido, a fin de cuentas es quien manda, no acaban en las conflictivas y estratégicas aguas 
del Mar de la China Meridional, sobre la cuales Pekín reclama soberanía. 

octubre 04, 2020

Elecciones: Estados Unidos y Cuba

                                                                                         Pedro Corzo

Esta nación, sin que haya importado su presidente,  ni que fuerzas políticas democráticas hayan controlado el congreso ha sido sin lugar a dudas más generosa y solidaria con el pueblo cubano que el resto de los estados del orbe, considerando que los gobiernos de este país, como los de cualquier otro, tienen que velar primero por sus intereses  y no por los de terceros.  

Mi gratitud a esta gran nación trasciende sus diferendos internos. Estoy agradecido a Estados Unidos por su compromiso con la libertad y los derechos humanos y confió que esas cualidades lo sigan distinguiendo del resto de las naciones más allá de cualquier coyuntura electoral. Cuando voy a votar no selecciono a los candidatos por su raza, sexo o religión sino por su compromiso con la democracia, la libertad y el derecho de los otros, que son en mi opinión la base clave para una elección.  


Otro aspecto para mi importante en las elecciones nacionales es Cuba, no elijo en base a las promesas del candidato  de que va  derrocar la dictadura, ese es un ofrecimiento de difícil cumplimiento,  pero si favorezco  a quienes se comprometen a aplicarle al régimen castristas restricciones severas hasta que en la Isla se establezca una sociedad en la que se respeten los derechos ciudadanos.  

Nunca entenderé las políticas de acercamiento con regímenes criminales que son una amenaza para sus respectivos ciudadanos y también para el resto de la humanidad.  

Gobiernos como los de Irán, Corea del Norte y Cuba, son dictaduras que se caracterizan por su agresividad. Teherán y Pyongyang amenazan al mundo con su capacidad nuclear y La Habana tiene una práctica política de subversión que genera inestabilidad y desconfianza en un número importante de países.  

No faltan gobiernos como los de Nicaragua y Venezuela, siempre listos para actuar de facilitadores a cualquier agresión contra Estados Unidos. Estas autocracias al igual que las anteriormente mencionadas,  oprimen a sus pueblos y no escatiman esfuerzos para concertar una estrategia contraria a la democracia. Estos países han generado una especie de alianza y conformado un eje que impulsa un proceso de caos en el hemisferio cuyo objetivo primordial es desestabilizar este país.  

Cuando el presidente Barack Obama decidió restablecer las relaciones con la dictadura cubana escribí en estas páginas que los vínculos entre los dos países se habían roto por decisión de Estados Unidos y que el presidente Dwight Eisenhower, en la parte final de la nota ejecutiva que al efecto  escribió decía, "Mientras tanto, nuestra simpatía está con el pueblo de Cuba, que ahora sufre bajo el yugo de un dictador".  

Por desgracia esa aseveración del presidente Eisenhower se ha reafirmado en el tiempo, la dictadura cumple en menos de 100 días 62 años en el poder, la situación es mucho peor que la que conoció  el héroe de la Segunda Guerra Mundial, el país esta devastado y sin esperanzas.  

El castrismo ha sumido a Cuba en una bancarrota moral y material profunda de la que no saldrá con contemplaciones sino con medidas enérgicas que ayuden a los cubanos comprometidos con la democracia y la libertad a quebrar la dictadura y reconstruir a la República extinguida.  

De todos los mandatarios estadounidenses que intentaron restablecer relaciones con Cuba, desde John F. Kennedy a Ronald Reagan, todos, incluido James Carter, impusieron condiciones al castrismo que este se negó a aceptar, de ahí que nunca se establecieron relaciones. El único presidente de Estados Unidos que no puso condiciones a la dictadura fue Obama,  que hasta excarceló a los cuatro espías de la red avispa, incluido el asesino de los pilotos de Hermanos al Rescate.  

Es muy cierto que las relaciones entre los dos países  han sido particularmente complejas en las últimas décadas. En ambas naciones se aprecia una constante voluntad por cambiar el otro, pero paradójicamente aunque Washington ha mostrado voluntad por llegar a arreglos, la dictadura castrista ha sacado a relucir su naturaleza de escorpión aguijoneándose a sí misma por tal de envenenar a los demás. Un botón de muestra, los ataques sónicos a diplomáticos estadounidenses en La Habana.

Plantados y Recondenados

                                                                                              Pedro Corzo

El régimen penitenciario castrista es muy severo. Por cualquier nimiedad un recluso es castigado con dureza, incluidas brutales golpizas. La suspensión de la anhelada visita o la remisión a una celda de castigo son prácticas regulares, al igual que enviar al recluso a cientos de kilómetros del lugar donde reside su familia.

Padecer prisión en Cuba es una angustia perenne. Los carceleros actúan en base a sus instintos y gozan cumplir las órdenes de abuso con particular entusiasmo. Ernest Hemingway escribió en una de sus obras que había algo vil en eso de encarcelar seres humanos, una gran verdad en términos generales y muy cierta en lo que respecta a los carceleros cubanos, aunque en justo reconocer que algunos eran particularmente sádicos como “Campeón”, “Brazo de Oro” y “Pedro, la maldad”, una lista interminable.


No obstante, una especie de convivencia entre presos y carceleros es inevitable. Los guardias golpean y los presos resisten. Intercambian frases o insultos y en ese lenguaje, tanto unos como otros, inventan vocablos o modifican el significado de las palabras.

Una de esas fue el cambio de significado de Plantado que de ser una persona de buena presencia o faltar a una cita, mutó en la prisión política, específicamente en el Presidio de Isla de Pinos, a un individuo que por sus convicciones era capaz de enfrentar las acciones más cruentas y abusivas que puedan imaginarse.

Plantado se convirtió en un símbolo de la resistencia. Todos los que rechazaban el plan de rehabilitación política que prometía una excarcelación temprana fueron calificados de Plantados. Era asumir conciencia plena de que la condena carcelaria, impuesta por los espurios tribunales de la dictadura, se cumpliría en su totalidad sin concesiones a la dictadura.

Esa actitud favoreció que otras palabras cambiaran su significado, al menos, en el ámbito carcelario. Muchos presos cumplieron su sentencia enfrentando año tras año los actos represivos de los esbirros y retando a las autoridades, por lo que cuando llegó el día de su excarcelación no fueron liberados debiendo cumplir más meses y hasta años de cárcel por disposición administrativa del ministerio del Interior o por caprichos de un jerarca, estos reclusos empezaron a ser conocido como los “recondenados”.

El régimen no podía soportar la conducta rebelde de numerosos hombres y mujeres, así que, irrespetando sus propias leyes, los “recondenaban”.

Cuando se inició el Plan de Trabajo Forzado Camilo Cienfuegos en el reclusorio de Isla de Pinos los presos de las circulares tenían que trabajar a la fuerza. La administración del penal creo Bloques de Trabajo compuestos por brigadas bajo la custodia de una veintena de sicarios armados con fusiles checos R2 y bayonetas, estos esbirros cometieron numerosos asesinatos.

Las condiciones de trabajo eran muy duras. Las golpizas y los heridos eran el menú de todos los días, razón por la cual un grupo de hombres de un valor muy superior al del común de los mortales decidió acabar con la agonía y le “Plantaron al trabajo forzado”, no sabían que ocurriría, como responderían los esbirros a su osadía, pero aun así “Plantaron”.


El primero fue el periodista Alfredo Izaguirre. Después Emilio Adolfo Rivero Caro y Onirio Nerín Sánchez. Las golpizas, celdas de castigo, incomunicación, abusos se extendieron por varios días, lo mismo ocurrió con otros prisioneros que tomaron la misma decisión, entre ellos, Servando Infante, Ricardo Vázquez e Israel Abreu, a quien un esbirro le clavó una bayoneta en un glúteo y mientras la empujaba la hacía rotar sobre su eje como si fuera un tornillo en una tabla.

Así se forjaron los míticos “Plantados”. Del no a la rehabilitación política, plantaron al trabajo forzado, una síntesis de heroísmo sin límites, de entrega total a las convicciones patria y de compromiso con la libertad.

Plantado es hoy también una organización de hombres y mujeres que tienen a Cuba en el punto más alto de sus obligaciones.

 

Plantado es igualmente una película realizada gracias a la profunda cubanía de Leopoldo Fernández Pujals y dirigida por el cineasta Lilo Vilaplana, que recoge el heroísmo del presidio político cubano y en la que han trabajado con devoción Ángel de Fana y Ernesto Díaz Rodríguez, dos hombres que simbolizan la resistencia a la tiranía.

septiembre 27, 2020

Persecución y Deportación religiosa en Cuba

                                                                                                                         Pedro Corzo

Las religiones tienden a promover la comprensión, la tolerancia y el respeto a la dignidad humana, contrario a esos principios,  ideologías como el  marxismo y el fascismo auspician la lucha de clase y la dictadura del proletariado  o patrocinan el odio racial y la discriminación, razón por la cual cuando Fidel Castro y sus acólitos llegaron al poder, dispusieron que las religiones fueran perseguidas imponiendo el odio, sectarismo y represión, factores comunes en el comunismo y el nazi-fascismo, los fundamentos sobre los que reconstruiría a Cuba.  

Castro consecuente con su naturaleza mesiánica y manipuladora  contradijo la máxima  «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios».  Él, desde su perspectiva, también era un Creador y se esforzó, lo logró en gran medida, expatriar de la conciencia de muchos de sus conciudadanos toda creencia en un ser supremo ajeno al Comandante en Jefe y no fue raro que en las casas de familia el cuadro de Jesús fuera sustituido por uno de Fidel o cualquier otro de sus genízaros. En Cuba se exaltó  una nueva religión, el Castrolicismo, como afirmaba el compañero de presidio Gerardo Fundora.  

En la Isla, se organizó la persecución de la Iglesia y los creyentes. Se acosó a la feligresía y al igual que abolieron las festividades republicanas y se minimizó la gesta independentista, las fechas claves de las religiones, particularmente las cristianas,  como la Semana Santa y Navidad fueron maldecidas, lo que quizás motivó a muchos antes de morir,  como Alberto Tapia Ruano y Virgilio Campanería, gritar ante el paredón de fusilamiento Viva Cristo Rey.   

Los extremismos del Castrolicismo han sido padecidos por católicos y no católicos, por todo ciudadano que fue y es  capaz de defender sus convicciones, y paradójicamente, hasta por muchos de los que han guardado silencio cómplice ante las tropelías de la dictadura, es válido decir que aun hoy, después de décadas de fracasos, no faltan quienes tienen una memoria selectiva que les facilita olvidar para lucrar.  

Los ataques a las religiones y a los religiosos se agudizaron en 1961. La procesión a la Virgen del Cobre fue prohibida por las autoridades y cuando los feligreses decidieron realizarla un sicario asesinó a tiros al joven, Arnaldo Socorro, portador de una imagen  de su Patrona frente a  la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en La Habana  

Dos días después fue arrestado el obispo Eduardo Boza Masvidal, figura emblemática de la Iglesia Católica que con argumentos sólidos e irrebatibles criticaba al nuevo régimen. La dictadura no soportó más el reto continuo a sus prerrogativas y decidió aplicar lo que consideró erradamente un golpe mortal a su principal enemigo ideológico al ordenar la expulsión del país de 136 religiosos, entre ellos 60 sacerdotes españoles, 45 cubanos, cinco canadienses, un hondureño, un venezolano, un húngaro y un italiano. Las autoridades habían detenido a los sacerdotes en sus diferentes iglesias y conducidos directamente al barco Covadonga que tenía como destino España.  

Mons. Boza-Masvidal y Mons. Agustín Román

Entre los desterrados se encontraban el obispo Boza Masvidal y  Agustín Román, quien fue obispo auxiliar de Miami, dos personalidades excepcionales que desde sus respectivas responsabilidades siempre honraron a Cuba y lo cubano, contrario a lo que han hecho las figuras más destacadas del castrolicismo.     

Transcurridos más de sesenta años la lectura de la realidad cubana es particularmente devastadora. El régimen arrasó con los valores y principios sobre los cuales se sostenía la nación.  

Inculcó en  varias generaciones biológicas normas y conceptos contrarios a la dignidad humana, en consecuencia, la sociedad bajo el castrolicismo se ha caracterizado por la intolerancia, acoso, sectarismo, la delación y falta de respeto a la vida, junto a una ausencia de principios que han afectado profundamente hasta el propio  totalitarismo,  al deformar a una mayoría de  sujetos que solo viven pendientes de sus intereses más inmediatos sin aceptar la existencia de los compromisos sociales, vitales para cualquier propuesta.