diciembre 13, 2020

Guevara, Iglesias y Petro, ramas del mismo árbol

                                                                             Por Pedro Corzo 

Es una realidad incontrastable que cada generación tiene personalidades notables en diferentes actividades que son asumidas como estandartes por segmentos de la misma o por todos sus componentes. Esos referentes con el tiempo integran una especie de templo de paradigmas que suelen ser la inspiración para el surgimiento, desarrollo y trascendencia de ideas o actitudes que van a determinar o influir en los procesos de renovación de la sociedad.  

La mayoría de estos arquetipos se forjaron en base a sus acciones, y su trascendencia está estrechamente ligada a quienes como parte de su generación decidieron imitarles o porque los integrantes de las descendencias sucesivas entendieron que era un legado que había que perpetuar. 

No obstante, algunos de estos paradigmas son consecuencias de mitos hábilmente elaborados por sus promotores y partidarios, sostenidos siempre en un gran cumulo de medias verdades con ediciones a fondo de la verdadera practica del sujeto ensalzado. Son ficciones necesarias para promover corrientes de opinión que enganchan fuertemente en aquellas personas que coinciden con el glorificado, algo similar a las campañas que promueven el consumo masivo de productos o servicios.

  

Este sería el caso del español Pablo Iglesia y el colombiano Gustavo Petro en base a la admiración que comparten, aparentemente, por el pensamiento, vida y obra de Ernesto “Che” Guevara, quien ha sido llamado el Carnicero de la Cabaña por las numerosas personas que allí ejecuto y quien escribió de manera reiterada que matar era un medio importante en su existencia. 

El personaje que el vicepresidente del gobierno español, Iglesias y candidato a Presidente de Colombia, Petro, admiran, dijo en Naciones Unidas, “Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”, además escribió, “Si los misiles hubiesen permanecido en Cuba, nosotros los habríamos usado contra el propio corazón de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York” y en una carta a su esposa le dijo, “Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas…” 

Petro e Iglesias son de hornadas distintas, pero evidentemente ambos sujetos admiran a un individuo que defendió a ultranza el uso de la violencia extrema como solución de los diferendos y la eliminación de los adversarios para evitar la disidencia, lo que conduce a pensar estarían dispuestos a poner en ejecución las practicas sanguinarias de su admirado “Che” en caso de disponer de poder para hacerlo.  

Un buen índice es que el vicepresidente primero del Gobierno de España, Pablo Iglesias, manifestó que los fusilamientos de Guevara en La Cabaña, Cuba, fue un "acto de justicia de la revolución cubana", además de calificarlo como "un ejemplo para la historia de la liberación de los pueblos y la justicia social", ignorando a sabiendas que esas ejecuciones de produjeron sin juicio y como atestiguan varios compañeros de Guevara las sentencias habían sido dictada antes de los espurios juicios celebrados, por eso me sumo al pánico de los directivos de la ONG Cuban Prisoners Defenders, al conocer tales declaraciones del alto funcionario de una de las democracias emblemáticas del mundo.  

El secretario general de Podemos, aliado de Hugo Chávez y de la dictadura teocrática iraní atribuyo a Guevara una frase no confirmada, mientras no dijo la que está avalada por todos los investigadores, “No dispare. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto", una expresión que algunos atribuyen a un momento de debilidad del comandante a quien Iglesias rinde tributo.   

Gustavo Petro, durante su vida ha testimoniado ser un verdadero seguidor del “Che”, no un simple simpatizante. El político colombiano  ha ido más allá de su breve comentario alrededor de la trascendencia del asesino argentino cubano, al igual que el desaparecido guerrillero asumió el camino de la violencia cuando empezó a militar en el Movimiento M19, una guerrilla urbana con un prontuario criminal que puede honrar la memoria del insurgen te que fracaso en El Congo y luego en Bolivia.  

Gustavo Petro y Pablo Iglesias admiran a Ernesto Guevara, conclusión que lleva a una pregunta, ¿aplicaran los métodos del “Che” si llegan a tener poder y condiciones para hacerlo?.  

El Castrismo en el Consejo de Derechos Humanos

                                                                                                                         Por Pedro Corzo

Es una aberración, sin otro calificativo,  que el régimen que ha sometido a millones de sus ciudadanos por décadas e incursionado violentamente  en la política internacional con fines imperialistas, ocupe por quinta vez una posición en el organismo más importante de Naciones Unidas a cargo de defender los derechos humanos. 

Que el castrismo y sus funcionarios se esfuercen por integrar esa entidad, o cualquier otra desde la que puedan ejercer influencia o tener control, es comprensible,  es parte de su gestión de sobrevivencia, lo que es un enigma es que gobiernos electos democráticamente y que actúan sustancialmente como tales, respalden a regímenes como los de Cuba, Rusia y China para tales posiciones. Es un absurdo elegir criminales  para que juzguen a los justos.  

Fue  desidia o complicidad,  que el Grupo de América Latina y el Caribe, Grulac, no se pusiera de acuerdo para presentar más opciones a la elección en el Consejo. Tres candidatos para igual número de posiciones no dejaban alternativas, al parecer,  fue la ruta escogida por los mandatarios latinoamericanos para evitar tener conflicto con el régimen injerencista de La Habana y con los partidarios de esa dictadura que operan al interior de sus países.  

Nuevamente ha quedado demostrado que América Latina no es consciente de los riesgos que corre al tener de vecino al gobiernos más agresivo del continente, con independencia de que nuevamente puso a un lado su deber de ser solidario con los pueblos que padecen dictaduras, gestión en la que han sido mucho más consecuente los Estados Unidos y Europa, aunque corren menos riesgos de sufrir las agresiones del castrismo  que los países del  Grulac.  

La conducta del hemisferio en relación a la dictadura cubana está fuera de la lógica más elemental. Un país como Perú, quien bautiza al denominado Grupo de Lima, la bandera solidaria con los demócratas venezolanos, a través de su canciller afirmó que votaría en la reunión del Consejo a favor de La Habana, la casa matriz de los horrores que padece Venezuela.  

Evidentemente no fue supuestamente Perú el único país del hemisferio que votó a favor del totalitarismo insular. Según las cuentas solo 22 naciones votaron en contra de la presencia de Cuba en el Consejo, el resto 170, votaron a su favor, entre ellos deben estar conocidos satélites del castrismo como Venezuela y Nicaragua y algunos amigos que con justicia condenan  a Nicolás Maduro y su satrapía, pero incomprensiblemente respaldan a un régimen que con maldad extrema continua siendo fiel a los postulados de Fidel Castro.  

Quienes fueron será difícil conocer aunque los pueblos tienen derecho a estar al tanto de cuáles son los países que se alían con sus verdugos. Los votos en Naciones Unidas, en cualquier organismo internacional, deberían ser públicos, no secretos, porque eso invalida la transparencia de cualquier proceso democrático, aun mas, como afirma el jurista mexicano René Bolio presidente de la Comisión Internacional Justicia Cuba, “se le debería exigir a los países que integren el Consejo de Derechos Humanos que sean genuinas democracias”.   

La dictadura cubana está controlada por hábiles gobernantes, eficientes en su gestión que no dudan negociar cuando esperan obtener ventajas.  

En los 70 acordaron con la Junta Militar Argentina arreglos que consistieron en guardar silencio ante sucesos que pudieran afectar tanto a Buenos Aires como a La Habana. Ahora lo hicieron con Perú y durante la presidencia de Tabaré Ramón Vázquez Rosas, con Uruguay, además, regímenes de fuerza como los mencionados de Venezuela y Nicaragua y los de África y Asia, entre los que destaca el tirano de Corea del Norte Kim Jong-un, reciben con beneplácito a la vez que  favorecen, la presencia de funcionarios del régimen castristas en organismos en los cuales requieren aceptación.   

Es penoso que todos los países que votaron a favor de la dictadura están conscientes de que el régimen violenta todos y cada uno de los derechos de sus ciudadanos, que no ha ratificado el  Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y como colofón, Cuba  es uno de los pocos países del mundo que exporta represores y torturadores como refleja un reciente informe sobre Venezuela.