enero 27, 2014

Insulza en La Habana

Pedro Corzo
“Nosotros no podemos, por razones que ya hemos explicado, ingresar a la OEA … esa sigla debe desaparecer. Raúl Castro.

La dictadura cubana ha sido constante en aplastar a los ciudadanos  que se le oponen, pero muy flexible en lo que respecta a gobiernos e instituciones extranjeras, que en alguna medida pueden ayudar a sus sobrevivencia.
Aquellos que por años rindieron tributo al castrismo por asumir posiciones contrarias a los intereses democráticos del hemisferio, se habrán quedado atónitos cuando La Habana invitó a al Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, José Miguel Insulza, a la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, que se efectuara en la capital cubana a fines de este mes, bajo la presidencia pro témpore de Raúl Castro.
Insulza no viajara a La Habana por ser una figura internacional,  sino porque es el principal directivo de la OEA,  una entidad contraria a los postulados sobre los cuales supuestamente se sostiene el totalitarismo cubano, y que los Castro siempre han situado entre sus enemigos más acérrimos.
Una de las preguntas inevitable es como el régimen cubano va a presentar a Insulza y en base a que protocolo se va a relacionar con él.
La invitación del castrismo a Insulza es una seria contradicción, que reafirma el reblandecimiento de la dictadura ante las instancias internacionales, debilitamiento que es compensado con una actitud más represiva contra la población y en particular, contra los sectores que se le oponen.  
Por otra parte no se podía esperar del secretario general otra respuesta, porque Insulza siempre ha sido indulgente con las dictaduras arropadas en el marxismo.
Fue Insulza quien propuso que se debatiera la suspensión de Cuba, 1962, del organismo, 2009, sin que La Habana haya mostrado interés en regresar a la entidad.
También fue junto a Lula da Silva y Hugo Chávez, el principal crítico de honduras cuando el ex presidente Manuel Zelaya, fue destituido. Fue el artífice principal del aislamiento que padeció ese país, mientras demandaba el retorno a toda América indulgencia para el régimen de los Castro.
La historia de la Organización de Estados Americanos, OEA, tiene más sombras que luces, pero nunca la actuación del organismo regional ha sido tan deplorable como la que muestra desde que es dirigida por el actual secretario general.
Cierto que en el pasado el organismo regional aceptó en sus foros representantes de sangrientas dictaduras militares que compartían tribuna con gobernantes que habían sido elegidos democráticamente.
Tengamos presentes que la suspensión de los regímenes dictatoriales de Rafael Leónidas Trujillo, Santo Domingo, y de Fidel Castro, Cuba, no fue por la naturaleza depredadora de los gobiernos que dirigían, sino porque los dos déspotas se convirtieron en una amenaza para los países miembros de la entidad.
Trujillo intentó asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt y Fidel Castro convirtió a Cuba en una plataforma de subversión que desestabilizó a todo el continente con el propósito de imponer regímenes marxistas en todo el hemisferio.
La OEA ha gustado de la complicidad porque en realidad la entidad ha trabajado básicamente para fortalecer la paz y la seguridad entre los países miembros, y en un segundo plano ha quedado la promoción de la democracia y el respeto a los derechos humanos.
Desde que Insulza asumió la conducción de la entidad hemisférica ha coincidido estratégica, ideológica y políticamente con las propuestas del Grupo de la Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA.
Obvio las múltiples agresiones de Hugo Chávez a Colombia y su abierto apoyo a los terroristas de las FARC, al igual que los métodos usados por el desaparecido mandatario venezolano para establecer por medio del despotismo electoral una dictadura constitucional.
En lo que respecta a Nicolás Maduro dijo que deseaba para el presidente electo, en unos comicios de dudosa legalidad,  el mayor éxito en el cumplimiento de sus funciones.
De manera parecida ha actuado en relación al presidente ecuatoriano Rafael Correa. No ha puesto reparo a los rejuegos con la constitución de Nicaragua en los que ha incurrido Daniel Ortega y tampoco ha censurado a Evo Morales que como el resto de sus pares del Socialismo del Siglo XXI, solo crean condiciones para perpetuarse en el poder y fortalecer las autocracias sobre las que gobiernan.
Pero los actores del espectáculo del que La Habana será sede no se circunscriben a los Castro, la OEA e Insulza, porque en el evento participaran jefes de estado y de gobiernos, o sus delegados de treinta y tres gobiernos del hemisferio
Con la participación de todos  una vez más los gobiernos del hemisferio, incluido los considerados genuinamente democráticos,  confieren a la dictadura insular una legitimidad que no posee y reiteran su complicidad con una dictadura que sistemáticamente violenta los derechos de su ciudadanos.

enero 17, 2014

Venezuela. El odio como factor de lucha

                                                                                       Pedro Corzo
Todos los sectores de la sociedad venezolana desde hace años están reclamando acciones punitivas contra los delincuentes sin que las autoridades les hubieran prestado la menor atención, hasta que lamentablemente tuvo que producirse un homicidio de relieve internacional para que el presidente Nicolás Maduro reconociera lo grave de la situación y convocara a una reunión en la que propuso una lucha conjunta contra el crimen, más la ejecución de un plan de pacificación.

El presidente Maduro y el ministro del Interior, Miguel Rodríguez, declararon que la inseguridad era también responsabilidad de todos los ciudadanos, un decir que sirve para socializar la culpa  y diluye el compromiso del gobierno en una actividad de su incumbencia, por eso estuvo muy acertado Gonzalo Himiob del Foro Penal Venezolano, cuando dijo “La seguridad es una competencia exclusiva y excluyente del Poder".

Durante todos sus gobiernos el desaparecido presidente Hugo Chávez, de quien Maduro fue el más estrecho colaborador,   restó importancia a la espiral de violencia criminal que vivía el país, y hasta se podría decir que la incentivaba cuando dijo en varias ocasiones que las diferencias sociales eran la causa de la delincuencia, una afirmación que estimula la lucha de clases y genera resentimiento, en el mejor de los casos, entre los sectores más desposeídos y los pudientes.

Estas declaraciones de Chávez fueron reiteradas recientemente por Elvis Amoroso, presidente de la Comisión de Política Interior de la Asamblea legislativa de Venezuela, cuando afirmó que la delincuencia fue originada por el sistema capitalista que atropelló y destrozó  a los jóvenes desde el punto de vista social, y agregó que si se busca la causa fundamental de la delincuencia esta se encuentra en el pasado.


El odio como factor de lucha, como dijera Ernesto Guevara.

La violencia, tanto bajo Chávez como de Maduro, al igual que las prebendas o favores del oficialismo tanto a partidarios como funcionarios gubernamentales,  han sido herramientas útiles para generar en el país una situación de caos e inestabilidad que puede conducir  a un sector de la sociedad, a una desesperanza de futuro que solo beneficia a los que detentan el poder.

Varios son los factores que inciden directamente en el incremento de la criminalidad, que las autoridades han permitido crecer y fortalecer aparentemente con fines de facilitar el control político, en estos últimos quince años.  

Uno de ellos es el abuso de palabra, la descalificación moral, la intimidación y las agresiones físicas  a quienes disienten del gobierno. Exhortar al saqueo de los bienes de quienes no son leales al gobierno, es incitar a la violación de los derechos de los otros y crear condiciones para actos de mayor violencia.

También la impunidad ha sido un incentivo para los delincuentes. Hay informes que mientras en el país aumentan los homicidios disminuyen las detenciones, y que de los pocos criminales que son capturados, el 91 por ciento es puesto en libertad, según la ONG, El Observador Venezolano de Violencia.

Provea, otra organización no gubernamental pero orientada a la educación y a los derechos humanos expuso en un informe, “la impunidad es una de las mayores fallas del sistema de administración de justicia en el país, ya que la no investigación y sanción a los responsables de violaciones a los derechos humanos favorece la persistencia de las violaciones” y agrega, persisten las ejecuciones, torturas, desapariciones forzadas, y violencia en las cárceles.

Otro factor, tal vez el más importante, es la fragilidad del estado de derecho. Las autoridades actúan al margen de sus propias leyes y decretan otras que violan derechos naturales como el de la propiedad, lo que sirve de ejemplo para aquellos que consideran que el control de la violencia es fuente de derechos.

En consecuencias no se puede descartar que el incremento excesivo de la criminalidad en Venezuela haya sido una estrategia de gobierno.

En las actuales condiciones que enfrenta el país, una ofensiva contra la criminalidad demandara medidas severas para llevar el orden a la sociedad, lo que evidentemente repercutiría en la restricción de los derechos ciudadanos pero con el pretexto de combatir la delincuencia, con la particularidad que como  régimen despótico, cuando lo considere conveniente situara fuera de la ley a la oposición política.


Regímenes como el venezolano que gustan presentarse al mundo como gobiernos legítimos, tienen que amparar  sus acciones represivas como reclamos de la población contra quienes representan una amenaza, para lo que necesitan convencer a los ciudadanos de que sus vidas y bienes están amenazados y así conducirlos a reclamar del Gobierno, medidas restrictivas que en el momento adecuado pueden ser utilizadas para cercenar sus derechos.

enero 10, 2014

Raúl Castro y Estados Unidos

                          Pedro Corzo
Por supuesto que cada quien puede interpretar la auto presentación del dictador cubano, Raúl Castro, durante los funerales de Nelson Mandela al presidente de Estados Unidos,  Barack Obama, como quiera, y una probable es que el dictador temía pasar inadvertido ante el hombre más poderoso del mundo.

La conducta del dictador designado evidencia un grave complejo de inferioridad, sentimiento consecuente con la lastimosa dependencia que por décadas ha mostrado  hacia su hermano Fidel, algo que apunta  el desaparecido político y periodista José Pardo Llada, en su libro "Fidel de los Jesuitas al Moncada", quien describe a un Raúl Castro, irrelevante, silencioso, osco y desconfiado, que siempre estaba en un segundo plano en relación a Fidel Castro.

Fidel, ha sido hábil en tergiversar el resultado de numerosas situaciones y en convertir las derrotas en victorias.

Por ejemplo el fracasado ataque al cuartel Moncada le rindió más dividendo que si lo hubiera conquistado, el naufragio del Granma lo bautizó como desembarco y las escaramuzas de la Sierra Maestra las transformó en batallas que hicieron palidecer las de la Segunda Guerra Mundial.

El Gran Hermano a quien al parecer le quedan mañas para manipular algunas realidades, posiblemente considero que la conducta de Raúl Castro con el presidente Obama podía ser calificada de indigna por quienes creen ciegamente en el discurso de odio hacia Estados Unidos, escribió “Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño”.

El saludo en inglés, “Señor presidente, yo soy Castro”, palabras que Raúl acompañó con una breve pero sumisa sonrisa, y un ligero movimiento de cabeza, no se corresponde con las continuas ofensas de la dictadura cubana hacia Estados Unidos o sus mandatarios.

Cierto que Raúl Castro ha manifestado en varias ocasiones  que considera posible normalizar las relaciones con Washington, por eso su actitud hacia el presidente Obama durante las exequias de Mandela, podrían interpretarse como el punto de no retorno de un cambio anunciado.

Sin embargo no es posible creer que un odio añejado en los incontables fracasos del régimen, haya mutado a un sentimiento más positivo hacia el país que siempre han considerado responsable de sus errores.


Raúl Castro por sus históricos vínculos con el marxismo soviético ha sido un acérrimo enemigo de Estados Unidos.

En 1956 le dijo en Ciudad México a Miguel Sánchez, "El Coreano", quien entrenó a muchos de los expedicionarios del Granma: "así que vamos a tener como instructor a un invasor yanqui", en alusión a que Sánchez había combatido en la Guerra de Corea bajo la bandera estadounidense.

En junio de 1958, decretó que detuvieran a los ciudadanos estadounidenses que residían o transitaban por los alrededores del Segundo Frente Oriental, bajo su mando. Castro fue quien ordenó el secuestró de 51 personas, 49 estadounidenses y dos canadienses, al extremo que el cónsul de Santiago de Cuba, Park Wollam, tuvo que viajar a la zona para pactar la liberación de los rehenes.

También ordenó una incursión contra la Moa Bay Mining Company para secuestrar diez ingenieros estadounidenses y también decidió el derribo de dos aviones estadounidenses de Hermanos al Rescate, 1996, resultando en la muerte de 3 ciudadanos de ese país y un residente.

Raúl creía sinceramente en el marxismo y estuvo asociado con el comunismo aún antes del triunfo de la insurrección. Es conocida su admiración por la extinta Unión Soviética, su plena identificación con los jerarcas militares del ejército rojo y como negoció con el Kremlin, cumpliendo órdenes de su hermano, la instalación de cohetes con capacidad nuclear para destruir a Estados Unidos.

Por supuesto que el escenario internacional es distinto y el régimen un fracaso, en consecuencia, el castrismo para sobrevivir debe hacer concesiones contrarias a su naturaleza, pero ninguno de esos consentimientos afecta los fundamentos que sostienen la dictadura, tampoco hay gesto que permitan apreciar que el carácter y las ideas de los “hermanos” hayan evolucionado.


El apretón de manos Obama-Castro ha generado muchas expectativas sobre lo que puede ocurrir en las relaciones entre los dos países.

En los últimos años Washington y La Habana han tratado entre otros temas, asuntos de inmigración y servicios de correo postal, pero los cubanos continúan sin poder ejercer sus derechos libremente y sin restricciones y Estados Unidos en el discurso oficial del gobierno, es su principal enemigo.

Raúl Castro es un enemigo de la democracia como forma de gobierno, pero en particular es contrario a los valores que representa Estados Unidos, por  lo que sus gestos conciliadores hacia ese país deben ser examinados concienzudamente para evitar cometer costosos errores, no se puede perder de vista que los Castro tienen la naturaleza del alacrán, porque son capaces de cometer suicidio por tal de asesinar a sus enemigos.

enero 03, 2014

Boza Masvidal Misionero de su Fe y de Cuba

                                        Pedro Corzo
En momentos en los que  Monseñor Eduardo Boza Masvidal  se encuentra en un proceso de beatificación en una diócesis venezolana, donde trabajó incansablemente hasta  el 2003, año en que falleció, es justo evocar, aunque sea muy apretadamente, lo mucho que hizo por los cubanos, con independencia de la fe  o la ausencia de ella, de quienes le consideraron su pastor aunque no fueran creyentes.

Monseñor Eduardo Boza Masvidal, era un hombre comprometido con su fe pero también con sus semejantes, factor determinante para que aun los que no practicaran ninguna religión, le admiraran y respetaran por sus extraordinarias condiciones de ser humano.

La fe y la dignidad de Boza Masvidal siempre estuvo por encima de cualquier conveniencia política o social, por eso escribió, “Los católicos, no nos hemos opuesto a la revolución, a la que hemos ayudado tremendamente, deseando los grandes cambios sociales que tan necesarios eran en Cuba. Pero no podemos aprobar o apoyar el materialismo y al totalitarismo comunistas, que están en completa oposición con las ideas por las cuales tantos cubanos han luchado y muerto".

Otras declaraciones de Monseñor hacían referencia a las violaciones de la dignidad humana y de las libertades fundamentales en las que incurría el régimen castrista, y demandaba de ese gobierno respetar los derechos ciudadanos.



Quien fuera obispo auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, titular de Vindas, rector de la Universidad Católica Santo Tomas de Villanueva y párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Caridad, estuvo a la vanguardia en la lucha contra el totalitarismo, fue encarcelado y posteriormente desterrado de Cuba junto a otros 135 sacerdotes.

Expatriado, escogió a Venezuela para seguir sirviendo, amó tanto a ese país que dijo, “Si Dios dispone otra cosa y debo morir en el destierro, acepto su voluntad. Sólo mi corazón lo entierro en Cuba y Venezuela”.

Por más de cuatro décadas fue Vicario General de los Teques, una ciudad próxima a Caracas, en la que es recordado y amado por quienes le conocieron. 

Boza Masvidal sirvió a todos sin reparar en ninguna condición. Humilde, sincero y perseverante en sus compromisos y en la defensa de su fe. Hasta los no creyentes flaqueaban ante su bondad y solidaridad para con ellos.

Cuba y los cubanos nunca fueron ajenos a sus sentimientos. Patrocinó un Comité que tenía como objetivo obtener visas para que los cubanos, en particular los ex presos políticos, pudieran viajar a Venezuela.

Su prestigio hizo posible que sus gestiones resultaran en miles de visas que permitieron a otros tantos cubanos ingresar a Venezuela. Ese prestigio fue también determinante en conseguir la ayuda material para sostener un proyecto que se extendió por varios años y que nunca contó con ayuda oficial de gobierno alguno.

En ambas gestiones tuvo la invaluable colaboración de otro hombre excepcional, el doctor Joaquín Meso Llada, que junto a otros cubanos radicados en Venezuela asistían a Monseñor en su empeño de ayudar a todos los cubanos sin tener en cuenta otro factor que no fuera satisfacer sus necesidades.

Consciente de las dificultades que enfrentarían los nuevos exiliados, impulsó la creación de centros de recepción en los que miles de cubanos encontraron techo, casa y comida por el tiempo que fuera necesario.  Varios fueron los hogares cubanos, así se les decía,  que Boza Masvidal  con la permanente asistencia de Meso Llada, fundó y sostuvo por muchos años.

El sacrificio de Monseñor por sus semejantes conmovía profundamente a todos. Su desprecio por los bienes materiales impresionaba, junto a su constante propósito de extender su ministerio a otros lugares como los viajes que por varios años realizó a la ciudad de Valencia para oficiar misas, congregando a creyentes y no creyentes, a los que unía el común denominador del respeto que profesaban a Monseñor y el amor a Cuba.

Su devoción de servir a su Iglesia y a Cuba trascendió las fronteras venezolanas. Contactó con miles de exiliados en diferentes países con propósito de divulgar su fe, pero también para mantener viva y activa la cubanía.

Monseñor  dando fe de su compromiso de vida fundó la Unión de Cubanos en el Exilio (UCE) y la Fraternidad del Clero y Religiosos de Cuba en la Diáspora. Posteriormente constituyó las “Comunidades de Reflexión Eclesial Cubana en la Diáspora” (Creced), con el propósito de deliberar sobre la realidad cubana y eclesial.

Toda la vida de Eduardo Boza Masvidal estuvo dedicada a la Iglesia, a su fe, pero también a su patria,  porque nunca cesó de reclamar las libertades a la que todos los cubanos tenemos derechos.