abril 26, 2013

Venezuela: opresión o libertad

                        Pedro Corzo
Hugo Chávez cometió numerosos errores, pero creó una clase política y económica que sin dudas estaría eternamente agradecida a su memoria si no hubiera seleccionado a Nicolás Maduro como su heredero.
Maduro es un desastre. Como presidente encargado incurrió en más pifias que Chávez en sus trece años de desgobierno, que es mucho decir; pero como candidato su conducta fue deplorable. Sus declaraciones, propuestas y conducta fueron un compendio de payasadas.
En consecuencia sus rivales y adversarios en el estado mayor del chavismo deben de estar haciendo una excelente cosecha de sus errores y preparando estrategias que les posibiliten desplazarlo en cuanto les sea oportuno.
Por supuesto que el que presumimos más importante adversario de Maduro, Diosdado Cabello, no quedó atrás. El despotismo y abuso de poder del que hizo gala en la Asamblea Nacional dejó apreciar a los más crédulos que el oficialismo, sin importar tendencias, no respeta para nada los valores democráticos.
Se vislumbra una lucha de extremos. Un populismo exacerbado que motive las pasiones más bajas entre líderes. Ladrar alto, fuerte y morder con furia, son fundamentales para comandar una oligarquía política económica que no quiere perder los privilegios adquiridos a base de engañar y manipular a los que están a favor de una sociedad más justa.
También se pudo valorar, como pocas veces en el pasado, el control que ejerce el ejecutivo sobre los poderes públicos. La conducta de la presidenta del Consejo Nacional Electoral, como la del Tribunal Supremo de Justicia, fue para favorecer únicamente al oficialismo, pero como la voluntad popular se hizo sentir, las esferas más altas del oficialismo debieron aceptar una auditoría que en principio rechazaron.
Maduro aceptó de mala gana un conteo que de resultar a su favor le otorgará la legitimidad que necesita para gobernar un país profundamente escindido.
Es de suponer que sus aliados extranjeros le forzaron a aceptarla y se aprecia por declaraciones del presidente de Chile, Sebastián Piñera, que un número importante de los gobiernos que integran UNASUR, a pesar de que simpatizan con el chavismo, estuvieron a favor de la auditoría, pero sin dejar de reconocer en Maduro el nuevo presidente de Venezuela, algo así como estar conscientes de que no habrá revocación.
Una muestra de la doble moral que ejemplifica la decadencia de valores en nuestro continente.
Maduro no ha dejado de ser procaz y agresivo, aun después de aceptar la auditoría, una actitud contraria a los intereses de un proyecto político que pretende imponerse en un país que está dividido como nunca antes en su historia. Su plan es imitar a Chávez en todo y considera que para lograrlo, es primordial la procacidad en el trato y el lenguaje.
Por supuesto que la división de la nación no es exclusiva responsabilidad del flamante Presidente. Su predecesor fue un generador de tormentas sociales y un odiador de oficio.
Chávez fue el primer promotor de la intolerancia y sectarismo que sufre Venezuela. Sus discursos fueron agresivos y descalificadores de cualquier persona o institución que se opusiera a sus proyectos y su delfín simplemente actúa en consecuencia.

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abril 18, 2013

La historia de Cuba está de luto.

Pedro Corzo
El exilio cubano ha sido pródigo en personas que día a día testimonian su compromiso con la democracia en su país y uno de los que más y mejor ilustraran en el futuro esa obligación fue el historiador Enrique Ros.
Su intenso trabajo investigativo y la dedicación en la recopilación y redacción del material obtenido, lo convirtieron desde el punto de vista de muchos conocedores de la realidad cubana, en el historiador más prolijo y fecundo del exilio.
Fue el primero en darse cuenta que era necesario establecer una coordinación histórica de todo el proceso de lucha contra la dictadura. Sus libros recogen diferentes etapas de la causa democrática cubana, pero también demuestran ampliamente la estrecha relación entre cada una de ellas y en que medida el proceso  se internacionalizó.
Por otra parte tuvo la visión de ahondar aspectos de la historia de la Cuba pre revolucionaria, que adolecían de falta de información. Sus libros sobre Vicente García y Fidel Castro y el Gatillo Alegre, por solo citar dos, reflejan la seriedad de su trabajo y la profundidad con la que abordaba cada tema.
Ros está entre los pioneros en la desmitificación de Ernesto Guevara.
Con su trabajo sembró lo que las futuras generaciones de cubanos cosecharan, el resultado de una  intensa investigación que le permitió escribir libros que ilustraran a todo aquel que quiera conocer como fueron los duros años de enfrentamiento a la dictadura, pero también la medida en la que numerosos isleños se labraron en pocos años, un espacio propio en la sociedad mas rica y competitiva del mundo, Estados Unidos.
El  investigador que con mayor calado  ha trabajado en la influencia de los cubanos americanos en la política de Estados Unidos, enfatizando en los que han servido a esta nación  como políticos electos, ha sido Enrique.
Por otra parte hay que destacar que Enrique Ros llegó a la investigación histórica después de haber contribuido al pasado que ayudó a compilar. No se aisló para crear. Fue un hombre activo social y políticamente, también era un amigo excepcional que predicaba con la bondad y comprendía y aceptaba los errores y defectos de los demás.  
Son contados los historiadores que compartieron con los protagonistas de los acontecimientos que años mas tarde compilara. Vivió intensamente la destrucción de la democracia en Cuba y nunca dudó asumir su responsabilidad como ciudadano, aunque eso implicara numerosos riesgos y peligros.
Ross fue de los pioneros en la lucha contra la dictadura de los hermanos Castro. Dirigió el Movimiento Demócrata Cristiano en la isla junto a José Ignacio Rasco y Jesús Angulo, entre otros.
Posteriormente fue el primer coordinador del Frente Revolucionario Democrático dentro de la isla,  Rogelio González Corzo. Mientras Ros, ocupó esa posición dirigió numerosas actividades conspirativas que tenían como objetivo el derrocamiento de la dictadura.
Partió al exilio cuando continuar la lucha en la isla le fue imposible, pero en el exterior siguió honrando su compromiso.
En los días previos a la expedición de la Brigada 2506 participo en una expedición a Cuba que se malogró. Nunca dejo de luchar y cuando las alternativas de confrontación a la dictadura castrista fueron cambiando, asumió el liderazgo de un frente fundamental para el futuro como se ha apuntado: Recoger los hechos, organizarlos y darle a todo interesado la oportunidad de conocer el pasado para evitar cometer los mismos errores en el futuro.

Pero hay un aspecto en la fecunda vida de Enrique Ros que merece una connotación especial y fue que con su ejemplo y dedicación formó a su hija Ileana Ros-Lethinen, la primera cubana y primera mujer hispana que llegó a la Cámara de Representante de Estados Unidos.
La congresista con orgullo reconoció que su padre, había sido desde del inicio de su carrera el director de su campaña política, y es que Enrique era un hombre con un talento excepcional para llegar a las personas, ganarse el cariño y la confianza de todos los que conocían, condiciones que retribuía con una amistad incondicional y profundo respeto sin importar  procedencia social o tolda política.
Enrique Ros honraba con su amistad. Nunca dudó en ayudar a todos los que querían incursionar en la historia de Cuba. Sus consejos eran sabios y justos  y por ese motivo para todos los que le conocimos será por siempre un hijo inolvidable del pueblo cubano.

abril 14, 2013

Venezuela, Creer o no Creer.

Pedro Corzo
Desde 1998 a la fecha estas serán las primeras elecciones en Venezuela en las que el fallecido presidente Hugo Chávez no estará involucrado de forma directa, pero no hay dudas que su delfín, Nicolás Maduro, manipula su memoria como una especie de remedo del Cid Campeador, en la confianza de que logre vencer a sus enemigos, que son los suyos, aun después de muerto.
Por otra parte Maduro, tal como hacia su mentor Chávez, que contó con mucho más apoyo popular que su heredero, está recurriendo a todo tipo de ventajismo como la manipulación de los padrones electorales, uso de los recursos del estado para comprar el apoyo de los electores, y el abuso de los poderes públicos, incluido los medios de información y la justicia, para amedrentar a sus rivales.
El país sudamericano es un ejemplo que la pluralidad en los comicios y la competencia electoral pueden ser manipuladas,  independientemente a que participen diferentes partidos políticos e individuos que representen proyectos antagónicos.
En los últimos quince años en Venezuela los ciudadanos han recurrido 14 veces a las urnas, desde elecciones  presidenciales hasta legislativas, y un  referéndum revocatorio. Todas a excepción de una, fueron ganadas por el oficialismo, aunque la derrota oficialista fue invalidada con legislaciones de los diputados gobiernistas.
Las reglas que han regido los comicios en Venezuela no han estado claras, si tenemos presente que  Jorge Rodríguez, fue presidente del Consejo Nacional Electoral antes de ser vicepresidente de la República. En la actualidad Rodríguez es el Organizador del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, que fundó Hugo Chávez, ¿fue imparcial cuando presidió el CNE?
La justicia electoral venezolana para muchos observadores ha perdido la venda de sus ojos y la balanza ha sido trucada,  aunque la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibias Lucena,  proclame que es un órgano independiente del ejecutivo, afirmación que desmiente la conducta sostenida por esa entidad a través de los años.
Vicente Díaz,  rector del CNE,  el único de los cinco miembros de la entidad que denunció los abusos del gobierno de Hugo Chávez, declaró recientemente  que las elecciones presidenciales serán irreprochables y transparentes desde el punto de vista técnico pero los comicios serán  "profundamente antidemocráticos" porque no se respetará la igualdad de condiciones de los candidatos.
Díaz presentó 16 denuncias contra Chávez por comportamientos que el rector estimó abusivos. Ninguna de las impugnaciones fue procesada. No obstante Díaz afirma que el proceso electoral venezolano lleva años siendo impecable desde el punto de vista técnico. "El sistema ha demostrado que quien tenga los votos ganará y creo que los venezolanos cada día confían más en que su voto decide”
Pero la quebrantada credibilidad para muchos observadores del árbitro electoral sufrió otro duro embate cuando la opositora Mesa de la Unidad Democrática reveló que en una auditoría realizada al sistema de sufragio, se detectó que un técnico del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela tenía la clave para acceder a unas 45.000 máquinas de votación.

Pero hay que destacar que Ramón Guillermo Ave ledo, coordinador de la oposición, restó importancia a la denuncia al decir “que no alteraría el resultado electoral”, por lo que se puede colegir que los más interesados en un cambio en el rumbo político del país confían en el árbitro, o simplemente no quieren proclamar la duda para que la abstención no favorezca al régimen.

Otro aspecto son los observadores a los comicios. Los expertos de UNASUR, un organismo promovido por el difunto Chávez, estarán presentes, sin embargo la Organización de Estados Americanos no enviará espectadores y el Centro Carter el año pasado, declinó la invitación, porque la observación implica "evaluar el proceso electoral en su conjunto".

No obstante con independencia de los resultados de las elecciones, el futuro del país puede enfrentar situaciones muy delicadas.
La situación económica es precaria. La capacidad productiva está muy quebrantada y lo que es peor, la sociedad está extremadamente polarizada.
Cualquiera que sea el ganador deberá estar dispuesto a reestructurar la economía y los valores de la sociedad que han sido quebrantados,  no solo la política, y eso puede favorecer un periodo de difícil gobernabilidad que sería más precario si gana la oposición, aunque transitoriamente,  porque solo una política realista como la que promete Enrique Carriles Radonski, puede sacar el país del caos económico y social en el que está sumergido.
Sin embargo el triunfo del oficialismo, las encuestas se contradicen pero lo pronostica la “legalidad” del chavismo, permite predecir que el país marcha hacia el caos, porque existe la certeza que dentro del oficialismo hay varias tendencias con intereses que se contraponen.
La violencia puede hacer acto de presencia. Las confrontaciones entre los que se dicen constructores del chavismo puede promover la formación de facciones como ocurrió en la Argentina de los 70 y 80 en la que cada grupo, los Montoneros entre otros, se atribuían ser los dignos intérpretes del pensamiento de Juan Domingo Perón, algo similar podría ocurrir con el nefasto legado de Hugo Chávez.

abril 08, 2013

La reinvención de Capriles

Pedro Corzo 
La presente campaña electoral que envuelve a los venezolanos tiene características inéditas, no solo porque falta el principal gestor del denominado Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez, sino también porque la oposición, desde las perspectivas de muchos observadores, ha asumido una posición más radical y agresiva ante las propuestas del oficialismo.
Tal pareciera que el fallecido presidente Chávez ejercía un influjo sobre la capacidad de gestión de sus opositores. El desaparecido comandante presidente, una combinación a temer,  fuerza armada y poder civil, no cesaba de agredir de la forma que le fuera más conveniente a cualquier opositor pero la mayoría de sus contrincantes, salvo honrosas excepciones, le ripostaban con cierta timidez, como reservando la artillería para un momento que nunca llegaba.
Siempre fue de notar la rapidez con la que los candidatos presidenciales reconocían su derrota, deber moral cuando se tiene la certeza que el fracaso se ha producido en buena lid y no como consecuencia del abuso de poder del ejecutivo.
De todos es conocido el ventajismo del chavismo. Usó a su antojo los recursos del estado para ganar votos y mantener bajo control a sus partidarios, persiguió a sus rivales policialmente, amenazaba o confiscaba a los empresarios que fueran en su contra y recurría a los medios de comunicación a su antojo, no permitiendo prácticamente a sus contrarios promover sus proyectos políticos.
Los gobiernos de Chávez fueron un desastre. Los derechos humanos y la economía entraron en plena bancarrota y  la nación fue sometida a la influencia de los hermanos Castro, sin embargo no eran temas fundamentales en las campañas, era como si el populismo del difunto en alguna media se colara entre sus rivales.  
Pero el enfrentamiento entre el presidente encargado, Nicolás Maduro y el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Carriles Radonsky, difiere mucho del que Capriles, sostuviera con el difunto presidente Hugo Chávez en octubre del pasado año, al extremo que declaró que en la campaña anterior había tolerado muchos abusos y atropellos por parte del oficialismo.
Maduro, el candidato presidente, pretende imitar al desaparecido Hugo Chávez en los actos electorales, pero aunque el original, Chávez, no era ningún ser excepcional, no hay dudas que tenía un liderazgo peculiar que le permitía manipular a las masas y contener a los políticos que le retaban, condición con la que no cuenta su heredero,  porque aunque se esfuerza por parecérsele con cuentos infantiles como el del  pajarito,  chabacanerías, bravuconadas e invocaciones mágicos religiosas, no posee las condiciones de liderazgo que ostentaba su comandante Chávez.
Maduro se ve como un minusválido político que recurre a la memoria de Caudillo para ganar votos, sin percatarse  que mas allá del recuerdo que puedan tener sus partidarios del Jefe, nunca segundas partes fueron buenas aunque hay que reconocer que el original tampoco era excepcional.,
Tal parece que la ausencia de Chávez aporta a la estrategia de la oposición una mayor confianza en el electorado y en consecuencia el discurso es más claro y firme en aspectos fundamentales de la campaña como es el intervencionismo castrista en los asuntos internos de Venezuela.
Demostrar la dimensión del intervencionismo cubano es fundamental para que el pueblo reconozca la traición de sus líderes, incluido Chávez. Destacar el enriquecimiento de la boliburguesia es clave y señalar a los corruptos por sus nombres es una obligación moral de los que quieren cambiar el país.
Un aspecto en la campaña de Carriles es que en esta ocasión no pretende robarle el discurso populista al chavismo. Está en el ruedo con su verdad, como dijera en su momento Winston Churchill.
Capriles al parecer ha decidido plantear que el país solo se levanta trabajando, con esfuerzo y responsabilidad y que un estado que todo lo resuelve no es viable, porque a la larga se llega al desastre que vive Venezuela.
Un factor importante que es herencia de otro caudillo, pero este  si era excepcional, la frase de Napoleón Bonaparte de que la guerra era dinero, dinero y más dinero por lo que sería más que conveniente que los empresarios venezolanos que están contra el despotismo chavista inviertan en la campaña de Capriles Radonski, porque la victoria de Maduro por falta de recursos de su contrincante, será la soga que asfixiara su economía personal y eliminara la posibilidad de que el país se recupere en los muchos aspectos en que se ha deteriorado.
Vale el cambio de discurso y el resultado es el gigantesco apoyo popular y entusiasmo que demuestran los que se oponen al heredero de un golpista que llegó al poder porque confundió al pueblo, pero también porque un sector de la clase dirigente favoreció el cambio sin pensar cuales eran los beneficios a la nación del nuevo liderazgo. Algo similar ocurrió en Cuba.
Pero como hace unos pocos días expresaba un articulista. Es necesario organizar el voto, comprometer por medio de una red la participación electoral, contar con observadores en las mesas de votación, y hacer todo lo posible porque el Consejo Nacional Electoral, sea imparcial, algo realmente muy difícil de lograr pero que merece trabajarse con el voto masivo de la oposición y quieren democracia sin apellidos.

abril 07, 2013

A un año de la muerte de Zapata Tamayo

                                                                    Pedro Corzo

Orlando Zapata Tamayo hizo uso del derecho de toda persona a elegir su forma de vivir. Rechazó la doble moral, la hipocresía sistemática y la simulación que solo conduce a la abyección o a morir en cadenas, que no es vivir.
Zapata, después de haber optado por ejercer su soberanía personal en la medida que le dictaban sus ideales, al igual que Pedro Luis Boitel y al menos una decena más de prisioneros políticos cubanos, asumió otro derecho supremo, el de elegir la forma de morir.
Recurrir a una huelga de hambre para demandar derechos es una acción extrema. Muchos se oponen a una práctica que cuando no termina en tragedia, deja huellas irreparables en el individuo. Las lesiones heredadas son demoledoras y pueden arrastrarse por toda la existencia si se sobrevive.
Los motivos que impulsan a un individuo a declararse en huelga de hambre deben ser muy graves y bien estudiadas sus secuelas, tanto en el orden moral como el corporal, porque es una decisión con grandes posibilidades de pasar del drama a la tragedia en menos de un suspiro. Las huelgas de hambre pueden ser funestas, aunque el desenlace no sea fatal.
Cuando Orlando Zapata Tamayo arribó a los 5 años y diez días de haber nacido, no podía imaginar que en la prisión del Castillo del Príncipe, en La Habana, había fallecido, en mayo de 1972, Pedro Luis Boitel, un joven dirigente estudiantil que por 53 días había realizado una última huelga de hambre, después de otras muchas.
Zapata Tamayo, albañil y plomero, cumplía una sanción de 36 años de cárcel cuando decidió en la prisión de Kilo 8, Camagüey, iniciar una huelga de hambre que terminó con su vida 83 días después. Zapata al igual que Pedro Luis, se negó a recibir alimentos en numerosas ocasiones durante su encarcelamiento. La huelga fue un recurso al que recurrió para reclamar sus derechos y el de sus compañeros de infortunio.
El militante del Movimiento Alternativa Republicana, encarcelado durante la denominada Primavera Negra de Cuba, en marzo de 2003, acumuló en los numerosos procesos a que fue sometido una sanción de 36 años de cárcel, a pesar de que fue condenado en un primer proceso a tres años de prisión.
Zapata Tamayo, al igual que Boitel, recibió severas golpizas y cumplió un doloroso periplo que le llevó a las cárceles castristas de mayor severidad, entre ellas Taco Taco, Kilo 8, la prisión provincial de Holguín, y algunas como Guanajay, que en tiempos diferentes compartió el doloroso espacio con Pedro Luis Boitel.
Al menos una docena de cubanos prisioneros políticos han muerto como consecuencia de las huelgas de hambre realizadas en los calabozos castristas. La cifra exacta tal vez nunca se conozca. Las pesquisas que se han hecho al respecto, a pesar del esfuerzo y la seriedad de los investigadores, no han sido suficientes porque el control sobre la información que ha ejercido la dictadura es mucho más severo en los índices que pueden mostrar la crueldad extrema del sistema.
Hay quienes afirman que la huelga de hambre está en la ruta del suicidio, pero es justo destacar que independientemente a como se enjuicie, es una decisión que demanda fuertes convicciones. Es una vía dolorosa que lleva a una muerte inexorable, aunque sea a plazos.
La huelga de hambre ha sido usada a través de la historia y en diferentes circunstancias como un instrumento de lucha. Con ese tipo de huelga se buscan beneficios, mejores condiciones de vida y también demostrarle al enemigo que aunque se esté en la celda más oscura y en el rincón más abyecto y olvidado del mundo, la dignidad no se ha perdido y se conserva el derecho supremo de usar el cuerpo como único escudo en una batalla final en que la vida es el único don a entregar.
Orlando Zapata Tamayo se dio por entero a Cuba. Regaló su vida, cuando muchos en la mezquindad de sus miserias callan y rinden culto a la dictadura. Una vez más es válida aquella expresión de José Martí: “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra quienes roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.

abril 06, 2013

Un nuevo reto a las democracias

                          Pedro Corzo
Vencer el ventajismo electoral de un movimiento populista con vastos recursos como sucedió en Venezuela con Hugo Chávez y continua ocurriendo con su sucesor Nicolás Maduro,  es un reto muy difícil de superar, porque junto al control sobre las instituciones del estado que  ejerce el ejecutivo, hay que sumar su capacidad de intimidación sobre la clase empresarial y las posibilidades de comprar voluntades con los recursos públicos.

Estos regímenes a pesar del despotismo, abuso de poder y el permanente descredito de todos los que se le oponen, no descuidan la legalidad y en consecuencia procuran controlar cada uno de los órganos del estado.

El control de los poderes públicos les asegura las reformas constitucionales que sean necesarias para seguir gobernando en un marco de legalidad, lo que les concede de parte de la comunidad internacional una especie de impunidad para continuar violando los derechos ciudadanos como en cualquier régimen dictatorial impuesto por la fuerza.

El autoritarismo competitivo, como identificaran esta fórmula Steven Levitsky y Lucan Way, en apariencia cumple los requisitos de la democracia occidental y electoralista, es en realidad una  eficiente herramienta que permite al Gobernante promover elecciones plurales y multipartidista, con fuertes garantías de permanecer en el poder, porque entre otros factores, cuenta con el respaldo de los supuestos árbitros electoral.

Estos autócratas no decretan la censura de la prensa, sino que procuran incrementar la presencia del estado en los medios de comunicación, facilitan a sus partidarios el acceso a estos y van limitado con recursos legales la independencia de los medios hostiles. Eliminan las concesiones de licencias de trasmisión, imponen multas millonarias y cumplen otras gestiones que levan casi al punto cero a la prensa opositora, sin anularla por completo.

Los partidos políticos no desaparecen, pero el ejecutivo recurre a todas las estrategias legales posibles para limitar su capacidad de gestión y en particular la de los líderes de la oposición. Como señalan Levitky y Way, hay competencia, pero las reglas establecidas son contrarias a quienes reten al ejecutivo.

No obstante hay aspectos que este tipo de régimen no atiende como debería, al menos los implantados en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y es que no han impulsado y prestado el apoyo necesario a los movimientos de masa, tal y como hizo el socialismo real, un aspecto que copió a la perfección la dictadura carismática de Fidel Castro.

El chavismo a pesar del populismo que promueve, no ha impulsado la creación de poderosas organizaciones de masa que por su gran capacidad de movilización, siempre cuentan con el respaldo económico y logístico del ejecutivo, podrían ser en un momento de crisis la primera línea de confrontación contra los descontentos. 

Las organizaciones de masa afines al poder no tienen gran relevancia y el propio Partido Socialista Unificado de Venezuela, es en realidad una cúpula que congrega a un grupo de individuos,  mas por intereses que por ideales, aunque estos están presentes en algún que otro cacique.

El no haber trabajado en el desarrollo de organizaciones no gubernamentales que se identifiquen con el proyecto, ha sido un error del chavismo y esa es parte de su debilidad. El régimen no ha construido un entramado sindical fuerte,  capaz de movilizar a sus partidarios. Tampoco lo ha hecho con los colegios profesionales.

Los centros universitarios a pesar de las presiones conservan una relativa independencia y los estudiantes en consecuencia, actúan por propias iniciativas. 

El régimen centra su estrategia hacia la masa en faraónicos proyectos sociales en los que por falta de un control adecuado se despilfarran los bienes del estado,  lo que genera una burocracia con un alto índice de corrupción y una clientela entre la ciudadanía que cada día es más dependiente de la voluntad de los que están al frente del gobierno.

Lo fundamental para la continuidad de este tipo de gobierno es el control de las instituciones del estado como se apuntó con anterioridad. También el acceso sin restricciones a los bienes públicos y los recursos legales suficientes para proceder con cualquier pretexto  a la expropiación o confiscación de bienes privados, pero sin promover la lucha de clases, porque no son contrarios al enriquecimiento lícito o ilícito de sus partidarios.

La economia independiente no supone un riego para este tipo de gobernante salvo que el empresario actue como opositor. La lealtad al régimen hace posible que un empresario fracasado, de la noche a la mañana, posea una cuantiosa fortuna.

Las Fuerzas Armadas están supeditadas al orden constitucional que representa el Ejecutivo. La promocion de los oficiales permite controlar la institución, a la vez que los requerimientos de este estamento son satisfechos con celeridad. Se politizan los institutos armados  y se promueve su corrupción.

El autoritarismo competitivo es difícil de vencer, sin violentar la legalidad impuesta por los déspotas. La mesa ha sido servida por estos dictadores de nuevo cuño.